4 cosas que nadie te había dicho antes sobre los cultivos verticales
Una de las soluciones para el problema del déficit alimentario y de las emisiones elevadas de los gases efecto invernadero son los cultivos verticales, porque elimina la producción desenfrenada de alimentos en nuestra época. Como su nombre muestra estos funcionan de forma vertical, por lo que pueden encontrase en zonas urbanizadas y no ocupan el mismo espacio que el tradicional cultivo.
Si bien, debes saber que hay desventajas en este tipo de agricultura, ya que incluye algunos aspectos desfavorables de producción, de impacto climático, energético y también a nivel social.
- Luz solar vs luz artificial
Los cultivos verticales que se plantan en lugares interiores lo que hacen es desperdiciar la luz solar. Si desconoces los procesos biológicos de las plantas puede que este punto te dé igual, pero lo cierto es que las plantas necesitan de una cantidad específica de luz para poder transformarla en materia orgánica, lo que les ayuda a completar la fotosíntesis. Así que si no obtiene la luz necesaria, habrá que proporcionarle luz artificial para que pueda sobrevivir.
Un ejemplo de esto es el jardín vertical de la compañía japonesa conocida con el nombre de Spread. Es un cultivo de lechugas que va a terminar su actualización en el año 2017, con una marcada reducción de pesticidas al encontrarse en un espacio tan hermético y controlado. Si bien, está dentro de unas condiciones artificiales de luz.
Otro ejemplo es la granja ideada por Shigeharu Shimamura, instaurada en una antigua fábrica de semiconductores donde se hace necesario el uso constante de luces LED con el fin de obtener una producción masiva de este alimento.
Estas condiciones terminan levantando sospechas ya que no se termina de ver con claridad si estos productos tienen peligros para la salud. De todas formas, de momento no hay evidencia de efectos perjudiciales, aunque sí se ha descubierto que la utilización de energía no es tan eficiente como nos hacen creer las compañías.
- Uso intensivo de energía
La utilización de bombillas LED termina optimizando el cultivo de lechugas hasta un punto que pueden producirse entre 20.000 y 35.000 cabezas. De todas formas, otro tipo de plantas como los tomates o las patatas necesitan de aproximadamente 1.200 kWh de electricidad por cada kilogramo comestible, esto equivale al uso promedio anual de un refrigerador en Estados Unidos. Exagerado totalmente.
Bajo esta tasa producir la misma cantidad de vegetales, sin contar las patatas, en Estados Unidos en sistemas verticales necesitaría de un poco más de la mitad de la electricidad que produce el país. Esto daría lugar a una emisión de carbono por año de 1.300 millones de toneladas métricas, sin tener en cuenta las condiciones de aclimatación de las instalaciones.
- Limitación en el tipo de cultivos
Esta cantidad de energía ha conllevado a otro tipo de problema: el costo-beneficio.
Este tipo de granjas verticales han comenzado a expandirse debido a la facilidad para cultivar productos como la lechuga o la espinaca, produciendo un margen de ganancias bastante alto. Sin embargo, otro tipo de alimentos como las fresas, tomates o patatas, requieren de nutrientes adicionales, más tiempo y un consumo mayor a nivel energético. Por lo tanto las ganancias de estos productos son escasas, lo que genera que solo se centren en el cultivo de “hojas”, habiendo escasa variedad de vegetales.
Un ejemplo es la granja Alterrus, una iniciativa canadiense que terminó declarándose en bancarrota por haber llegado a acumular un déficit de 52 millones de dólares. Cultivaba fresas esta granja vertical.
- Impacto social
Con la aparición exagerada de este tipo de cultivos en las zonas urbanas podría suceder algo parecido a lo que ocurrió después de la revolución industrial del siglo XVIII, cuando se creía que la tecnología reemplazaría a los empleados. Esto mismo puede suceder. Las personas pueden dejar de ser necesarias para la agricultura, especialmente en los países que se encuentra en vías de desarrollo.
En una de las granjas anteriores se terminó disminuyendo el personal lo que también reducía las oportunidades laborales de varias personas. La tecnología va absorbiendo al ser humano.
Puede ser que Japón, al estar tan industrializado, sí necesite crear empleo en el sector agrícola, pero en las Granjas Verticales Flotantes de Singapur los agricultores de otros países también podrían verse afectados al final de todo.
Países como Brasil y Argentina exportaban alimentos a Singapur, por lo que pueden verse desfavorecidos. Los países sudamericanos terminarán exportando menos, reduciéndose la demanda de los alimentos, por lo que bajarán su precio y al final, el propio ingreso de los agricultores.
A pesar de que las granjas verticales cuentan con un lugar especial al lado de los bosques de alimentos hay que considerar también los efectos negativos, ya que en vez de ayudar a paliar el hambre en el mundo, puede que genere otros. Hay que intentar hallar un equilibrio y una opción que sea realmente sostenible.
Descripción del autor: Edith Gómez es editora en Gananci, apasionada del marketing digital, especializada en comunicación online. Se niega a irse a la cama cada noche sin haber aprendido algo nuevo. Le inquietan las ideas de negocio y, más aún, aportar una mirada creativa al pequeño mundo en el que vivimos.
Twitter: @edigomben